08/05/2025
Llegar tarde al trabajo de forma ocasional es algo que puede sucederle a cualquiera. Un imprevisto, un problema con el transporte, una situación personal... Si se avisa a la empresa lo antes posible, se disculpa por las molestias y se confirma la hora prevista de llegada, generalmente el problema se resuelve sin mayores consecuencias. Sin embargo, la puntualidad es un deber esencial dentro de la relación contractual entre empleador y empleado, y su incumplimiento puede tener ramificaciones significativas.

Aunque pueda parecer un detalle menor, la puntualidad es un pilar fundamental para el correcto funcionamiento y la eficiencia de cualquier organización. No solo es una muestra de respeto hacia compañeros, superiores y clientes, sino que también refleja el compromiso y la seriedad del empleado con sus responsabilidades diarias.
- ¿Qué se considera impuntualidad en el ámbito laboral?
- La impuntualidad según el Estatuto de los Trabajadores
- La visión de la jurisprudencia: tolerancia y proporcionalidad
- Impactos de la impuntualidad en la empresa
- Estrategias para gestionar la impuntualidad
- Preguntas frecuentes sobre la impuntualidad en el trabajo
¿Qué se considera impuntualidad en el ámbito laboral?
Dentro de la lógica común, entendemos la impuntualidad principalmente como llegar tarde al inicio de la jornada. No obstante, la jurisprudencia española ha ampliado esta definición. La impuntualidad no solo equivale a retrasarse al entrar, sino también a marcharse antes de que termine la jornada establecida, o incluso a regresar tarde del descanso para el desayuno o cualquier otra pausa autorizada dentro del horario de trabajo. También se considera impuntualidad ausentarse del puesto de trabajo sin justificación durante la jornada laboral.
Es importante distinguir la impuntualidad de la inasistencia. La inasistencia se refiere a aquellos casos en los que el trabajador simplemente no acude a su puesto de trabajo para cumplir su jornada diaria completa, mientras que la impuntualidad implica no respetar el horario de inicio, fin o las pausas dentro de una jornada a la que sí se ha acudido.
La impuntualidad según el Estatuto de los Trabajadores
El marco legal principal en España, el Estatuto de los Trabajadores (ET), aborda la impuntualidad como una posible causa de extinción del contrato laboral. Específicamente, el artículo 54.2 del ET establece que el contrato de trabajo puede ser extinguido por decisión del empresario, mediante despido, debido a un “incumplimiento grave y culpable del trabajador”. Dentro de los ejemplos que se mencionan como incumplimientos que pueden llevar al despido se encuentran las “faltas repetidas e injustificadas de asistencia o puntualidad al trabajo”, junto con la indisciplina o desobediencia.
Para que la impuntualidad sea considerada una causa justificada de despido según el ET, deben concurrir dos elementos clave: la repetición y la falta de justificación. Esto significa que la conducta del trabajador debe ser reiterada en el tiempo y no debe haber un motivo válido o justificable para dichos retrasos o ausencias parciales.
Un retraso puntual o esporádico, especialmente si está justificado por una causa de fuerza mayor o un imprevisto grave, generalmente no será suficiente para constituir una causa de despido. La clave está en la habitualidad y en la ausencia de una excusa razonable.
El Estatuto de los Trabajadores no especifica un número exacto de faltas de asistencia o de puntualidad necesarias para justificar un despido. Esta concreción suele dejarse a la negociación colectiva. Son los convenios colectivos sectoriales o de empresa los que, en sus catálogos de infracciones y sanciones, suelen detallar el número de faltas de asistencia o puntualidad que se consideran leves, graves o muy graves, y cuáles de ellas pueden justificar una sanción, llegando incluso al despido. También suelen establecer la forma de computarlas y el periodo de tiempo en el que deben producirse para acumularse.

La visión de la jurisprudencia: tolerancia y proporcionalidad
Los tribunales de justicia han interpretado y aplicado el precepto legal del ET en numerosos casos, aportando matices importantes sobre cuándo la impuntualidad es realmente sancionable. La jurisprudencia ha subrayado la importancia de la proporcionalidad en la sanción. Un despido debe ser una medida proporcional a la gravedad de la conducta del trabajador y al impacto que esta tiene en la empresa.
Además, los tribunales han señalado que la tolerancia empresarial frente a la conducta del trabajador puede jugar un papel relevante. Si una empresa ha tolerado de forma habitual ciertas impuntualidades por parte de un trabajador o de la plantilla en general sin aplicar sanciones, un cambio repentino de criterio, que lleve directamente a un despido sin una advertencia previa, podría considerarse contrario al principio de la buena fe contractual. Por lo tanto, antes de llegar a la decisión de despedir, la empresa debe valorar las circunstancias personales del trabajador y, a menudo, seguir un régimen sancionador gradual establecido en el convenio colectivo.
El margen de cortesía de 15 minutos según el Tribunal Supremo
Un aspecto interesante que ha sido objeto de análisis por el Tribunal Supremo es el tiempo que los trabajadores se toman habitualmente para situarse en su puesto de trabajo al inicio de la jornada. En una sentencia relevante, la Sala de lo Social del Tribunal Supremo consideró que, en ciertos casos, un margen de cortesía de hasta 15 minutos tras la hora de inicio de la jornada debe considerarse como tiempo trabajado, siempre y cuando exista un acuerdo con la empresa en ese sentido. Esta sentencia se aplicó a trabajadores con control rígido de horario y que no ostentaban categoría de jefe o asimilado, equiparando ese tiempo inicial de “situarse” en el puesto a tiempo de empleo efectivo si así se pacta.
Sin embargo, es crucial entender que esta interpretación no convalida la impuntualidad habitual. Se refiere a un margen inicial, a menudo pactado o tolerado, para la preparación del puesto, no a retrasos sistemáticos o injustificados en la llegada.
Impactos de la impuntualidad en la empresa
La impuntualidad, especialmente cuando es recurrente en uno o varios empleados, tiene efectos perjudiciales que van más allá del simple retraso individual. Estos impactos afectan a diversos niveles de la organización:
- Interrupción de la planificación diaria: Los retrasos de los empleados pueden desbaratar los horarios de inicio de tareas, reuniones o procesos que requieren la presencia y participación de personas específicas.
- Retraso en las reuniones: Si los asistentes llegan tarde, las reuniones comienzan con demora, reduciendo el tiempo efectivo para discutir los temas o prolongándolas innecesariamente, afectando la productividad de los demás participantes.
- Incremento de los plazos: La acumulación de pequeños retrasos puede llevar a un incumplimiento de los plazos establecidos para proyectos o entregas, generando estrés y posibles penalizaciones.
- Problemas en la coordinación de departamentos: Si el trabajo entre departamentos depende de la puntualidad en la entrega de información o la realización de tareas, la impuntualidad de uno puede crear un cuello de botella que afecte a toda la cadena de valor.
- Disminución de la productividad: Directamente, el tiempo no trabajado por impuntualidad es tiempo de productividad perdido. Indirectamente, los problemas de coordinación y la desmoralización también merman la eficiencia general.
- Deterioro del ambiente laboral y la moral: La impuntualidad de algunos puede generar frustración y resentimiento en quienes sí son puntuales, creando percepciones de injusticia y falta de equidad. Esto puede erosionar la moral del equipo y crear un clima laboral negativo, desmotivador y poco profesional.
- Retraso en la atención al cliente: En puestos de atención al público o servicio al cliente, la impuntualidad impacta directamente en la calidad del servicio, generando esperas, insatisfacción y una percepción negativa de la empresa. Esto puede afectar la retención y atracción de clientes y perjudicar la reputación de la empresa.
- Aumento de los costes operativos: La menor productividad y la necesidad de dedicar tiempo de gestión a abordar la impuntualidad pueden traducirse en costes indirectos para la empresa.
Aunque las estadísticas exactas sobre el coste de la impuntualidad en España varían y son difíciles de cuantificar con precisión, diversos informes y estudios sectoriales señalan que las pérdidas por baja productividad y los desafíos en la gestión de recursos humanos debido a la impuntualidad son temas críticos que requieren atención constante por parte de las empresas.
Estrategias para gestionar la impuntualidad
Gestionar la impuntualidad de manera efectiva es fundamental para mantener un entorno laboral productivo y justo. Las empresas pueden adoptar diversas estrategias:
- Establecer políticas claras y comunicarlas: Es vital que la empresa tenga una política de puntualidad definida, que especifique los horarios, los procedimientos para justificar retrasos, y las consecuencias de la impuntualidad recurrente. Esta política debe ser comunicada de forma clara y consistente a todos los empleados desde el momento de su contratación. La transparencia es clave para evitar malentendidos y percepciones de injusticia.
- Aplicar las consecuencias de forma progresiva y equitativa: Las sanciones por impuntualidad deben ser proporcionales a la gravedad y frecuencia de las faltas, y aplicarse de forma coherente a todos los empleados, independientemente de su puesto. Un sistema de advertencias progresivas (verbal, escrita, sanción económica, etc.) antes de considerar medidas más drásticas como el despido, es lo más habitual y recomendable desde el punto de vista legal y de gestión de personas.
- Fomentar una cultura de responsabilidad: Más allá de las políticas punitivas, es importante promover una cultura donde la puntualidad sea valorada como parte del compromiso y el respeto mutuo. Reconocer y valorar la puntualidad también puede ser una estrategia positiva.
- Considerar la flexibilidad horaria: En algunos casos y puestos, ofrecer cierta flexibilidad horaria o la posibilidad de teletrabajo puede ayudar a mitigar problemas de impuntualidad relacionados con el transporte o la conciliación, siempre que se garantice el cumplimiento de las horas de trabajo efectivas y la cobertura de las necesidades operativas.
- Utilizar tecnologías de control horario: Las herramientas tecnológicas son aliadas importantes en la gestión de la puntualidad. Un sistema de control horario permite registrar de forma precisa las horas de entrada, salida y las pausas. Esto no solo facilita el cumplimiento de la normativa legal sobre el registro de jornada, sino que también proporciona datos objetivos para identificar patrones de impuntualidad y tomar decisiones informadas. Sistemas como los de WorkMeter, por ejemplo, ofrecen soluciones que registran automáticamente el tiempo de trabajo efectivo, proporcionando información detallada sobre la actividad y la productividad, lo que puede ayudar a identificar no solo la impuntualidad sino también cómo se gestiona el tiempo durante la jornada. Estos sistemas mejoran la precisión en el registro, optimizan el uso del tiempo, proporcionan datos valiosos para la gestión y promueven la transparencia y equidad en la empresa.
Preguntas frecuentes sobre la impuntualidad en el trabajo
- ¿Un solo retraso puede ser motivo de despido?
- Generalmente no. Según el Estatuto de los Trabajadores y la jurisprudencia, la impuntualidad debe ser "repetida e injustificada" para ser considerada una causa de despido disciplinario. Un retraso puntual, especialmente si se justifica adecuadamente, no suele ser motivo suficiente.
- ¿Qué pasa si compenso el tiempo de retraso quedándome más tarde?
- Según la información proporcionada, los retrasos que son compensados por el trabajador alargando su jornada y saliendo más tarde no suelen considerarse faltas de puntualidad sancionables. Sin embargo, esto puede depender del convenio colectivo y de las políticas internas de la empresa.
- ¿Mi empresa puede despedirme por llegar tarde si siempre lo ha tolerado?
- La jurisprudencia ha señalado que la tolerancia empresarial ante la impuntualidad habitual puede limitar la posibilidad de despido sin una advertencia previa. Un cambio repentino de criterio sin avisar al trabajador podría considerarse contrario a la buena fe contractual.
- ¿Los 15 minutos de cortesía son un derecho universal?
- No. La sentencia del Tribunal Supremo que menciona un margen de cortesía de hasta 15 minutos se refiere a una interpretación sobre el "tiempo de marcaje de llegada" en ciertos contextos (control rígido de horario, sin ser jefes) y si existe un acuerdo o práctica empresarial que lo considere tiempo trabajado. No es un derecho generalizado que permita llegar sistemáticamente 15 minutos tarde.
- ¿La impuntualidad solo se refiere a llegar tarde al inicio?
- No. La jurisprudualencia equipara la impuntualidad a llegar tarde, marcharse antes de tiempo, regresar tarde de las pausas o ausentarse del puesto sin justificación durante la jornada.
En conclusión, la impuntualidad en el trabajo es un tema con importantes implicaciones legales, organizacionales y de relaciones laborales. No es solo una cuestión de disciplina individual, sino que afecta a la productividad general, al ambiente laboral y a la percepción que tienen tanto empleados como clientes de la empresa. Comprender qué se considera impuntualidad, cuándo es sancionable según la normativa y la jurisprudencia, y cómo gestionarla de manera efectiva mediante políticas claras y herramientas tecnológicas es esencial para mantener un entorno de trabajo justo, eficiente y respetuoso.
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